miércoles, 3 de noviembre de 2010

Eran otros tiempos...


En el año 1921, la fiesta del "Entierro de la Sardina" ya existía en Murcia. Muchos se preguntarán como sería el desfile de aquella época, yo no sabría precisarlo pero si puedo decir que el de aquel año fue duramente criticado por Francisco Martínez García en el editorial de La Verdad del día siguiente, concretamente en el del 29 de Marzo. El artículo tenía por título Una ofensa a la moral pública. En él podemos leer:

"El Entierro de la Sardina exhibido anoche fué un escarnio de la decencia pública, constituyó una vergonzosa exhumación de paganas obscenidades ..."

Podemos suponer, leyendo el resto del editorial, que la organización del evento contrató prostitutas para que desfilaran por las calles ligeras de ropa, algo así como lo que hoy sería la comparsa de Brasil, pero en los años veinte. ¿Qué opinaría FMG del Entierro de la Sardina hoy en día? Se puede pensar que eran otros tiempos, pero incluso por aquel entonces algunas voces protestaban por la "sistemática oposición" del diario católico La Verdad a esta fiesta tan murciana. Ante estas quejas esgrimidas durante las reuniones organizativas, el director del periódico, nuestro venerable Francisco, respondía que no había ningún prejuicio y que "por consiguiente, si el festejo se producía en términos compatibles con la moral, con la cultura y con el arte, nos complaceríamos en aplaudirlo, según ya de antemano hicimos en diferentes ocasiones, como el año pasado".
Pero sí, hemos de reconocer que eran otros tiempos... Eran tiempos en los que "el menosprecio del pudor y la moral" importaban a alguien. Me pregunto qué pensaría FMG de otra fiesta centenaria como El Bando de la Huerta, hoy convertida en una orgiástica adoración de la borrachera, en la que ya ni siquiera las jóvenes se visten con el atuendo femenino.
Eran tiempos en los que se valoraban términos hoy en día en desuso como son: "el pudor, el decoro" tiempos en los que se protegía la sensibilidad y la inocencia de los más pequeños.

" ... del ultraje inferido a las señoras, a la inocencia de los niños y, en general, al pudor público"

Me pregunto qué diría nuestro Venerable vecino al ver su amado periódico convertido en el mejor catálogo de prostitución de Murcia. En el mejor de los casos se lo tomaría como una broma de muy mal gusto realizada por algún anarquista degenerado. Y qué diría si asistiera al desfile de carrozas de las fiestas de Molina, en que cada año las comparsas exhiben altavoces de mayor tamaño y potencia para desdicha de los aparatos auditivos de los asistentes, especialmente de los niños pequeños. Seguramente pensaría que ya no hay conciudadanos que se quejen por nada, que las gentes de este tiempo son cobardes y que tragan con todo o que van todos como drogados incluso los pobres niños, que tienen que aceptar con la resignación que les da su indefensión toda la locura de los mayores. Pero en fin, es que él era un hombre de otro tiempo.  ¿Cómo iba a imaginar el grado de degeneración pública al que llegaría la generación de sus nietos? Pero la dignidad humana permanece imperturbable hasta el fin de los tiempos, por lo tanto los cristianos de hoy en día no debemos embotarnos de la insensibilidad y perversión de este mundo y, a ejemplo de FMG debemos protestar ante las cosas que ofenden y están mal hechas. AMÉN

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